Karoshi, una palabra japonesa que significa "muerte por exceso de trabajo", es un fenómeno que ha afectado a la fuerza laboral de Japón durante décadas. Este término se utiliza para describir las trágicas consecuencias que pueden surgir del exceso de trabajo, como accidentes cerebrovasculares y ataques cardíacos, que lamentablemente han llevado a un aumento en la tasa de mortalidad de los trabajadores.
El Ministerio de Salud de Japón reconoció oficialmente el problema del karoshi en 1987, cuando se comenzó a registrar su incidencia y se consideró un grave problema social. Este término también se aplica a aquellos que sufren graves problemas de salud debido al exceso de trabajo, pero logran superarlos. Sin embargo, cuando la situación se vuelve tan insostenible que termina en el suicidio de la persona afectada, se utiliza la denominación karojisatsu.
La causa exacta del karoshi no está claramente definida, pero se cree que factores como una alimentación deficiente, el estrés, la depresión, la falta de sueño, las largas horas de trabajo y el sedentarismo pueden desempeñar un papel importante. En 2016, Japón reconoció que las largas jornadas laborales pueden tener efectos perjudiciales para la salud, e incluso pueden llevar a la muerte en algunos casos.
Desde el siglo pasado, Japón ha fomentado una cultura de trabajar largas horas, donde los trabajadores a menudo priorizan las necesidades de la empresa sobre las suyas propias. Después de la Segunda Guerra Mundial, el país experimentó un rápido crecimiento económico impulsado en gran medida por las extensas horas extras que los trabajadores estaban dispuestos a realizar, a pesar de que la legislación establecía un límite de ocho horas diarias de trabajo.
El término karoshi surgió en la década de 1970, cuando los médicos japoneses empezaron a notar un aumento en la mortalidad repentina de trabajadores debido al estrés por el exceso de trabajo. En 1988, se estableció un servicio telefónico de consulta y ayuda para abordar este problema, que rápidamente recibió una avalancha de llamadas.
Durante la década de 1990, la burbuja económica japonesa estalló, lo que exacerbó el problema del karoshi. En la recesión que siguió, las empresas luchaban por sobrevivir y los casos de depresión y suicidio relacionados con el trabajo aumentaron significativamente.
Hoy en día, la muerte por karoshi se considera un accidente laboral en Japón. Si un juez determina que la causa de la muerte fue el exceso de trabajo, la familia del fallecido puede recibir compensaciones económicas del Estado y de la empresa. En 2014, se aprobó una ley en Japón para abordar este problema y se llamó a implementar medidas preventivas. Dos años después, el gobierno publicó el primer libro blanco sobre el karoshi, revelando que se habían pagado seguros en numerosos casos de muerte por enfermedad cardiovascular y suicidio.
Según datos de Statista, en 2020 se reportaron 1918 suicidios relacionados con problemas laborales en Japón, lo que muestra una tendencia ligeramente descendente desde 2011. A pesar de los esfuerzos por abordar este grave problema, el karoshi sigue siendo una preocupación importante en la sociedad japonesa actual.
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